Antes de todo eso, habíamos comenzado el día visitando el MoMA, bueno, mejor dicho, visitando la tienda del MoMA, que ya de por sí es una auténtica exposición de diseño y arte aplicado a juguetes y todo tipo de objetos cotidianos, con el aliciente añadido de que te los puedes llevar a casa por un
miércoles, 18 de octubre de 2006
Dejando el pabellón alto
El mayor aliciente de este Miércoles se presentaba al comienzo de la noche aunque por la mañana aún estaba por decidir, ya que por coincidencia de horarios me era imposible asistir al concierto de DJ Shadow en el Webster Hall y además jugar con el equipo de mi hermano (los IKON) el partido de liga de basket de la NYPAL, la "liga interempresas" de Nueva York. Y la verdad es que, hombre, lo de Shadow tuvo que ser la caña (por lo que se ve y se comenta por aquí montó un show espectacular), pero a mí que me quiten lo "jugao", ya que los hermanos Rojas demostramos a la parroquia neoyorquina el porqué España es la actual campeona del mundo, jeje. No, no nos fue mal la noche, sobretodo teniendo en cuenta que ya ni recordaba cuándo fue la última vez que jugué un partido de baloncesto "oficial" (como sabéis los más allegados, desde hace ya tiempo estoy seducido por las huestes del lado oscuro-furgolero). Además, para terminar de autoconvencerme de que tomé la mejor elección, reconozco que el último disco de DJ Shadow no me parece tan bueno como los anteriores (por supuesto, muy lejos de su mesiánico Endtroducing).
Antes de todo eso, habíamos comenzado el día visitando el MoMA, bueno, mejor dicho, visitando la tienda del MoMA, que ya de por sí es una auténtica exposición de diseño y arte aplicado a juguetes y todo tipo de objetos cotidianos, con el aliciente añadido de que te los puedes llevar a casa por unmódico precio (la verdad es que nos volvimos un poco locos comprando allí, es que nos gustaba todo). Después fuimos a recoger a Dani y comimos en el Triple Crown, donde asistimos en directo por TV a la derrota del Barça frente al Chelsea. Silvia como siempre anduvo más lista y mientras los blaugranas mordían el polvo se marchó a hacerse las uñas (yo jamás le había visto hacerse la manicura, pero ella tenía curiosidad por probar uno de los muchos sitios de "nails" que hay en NY). Con las uñas nuevas (a mí la verdad es que me dan un poco de "yuyu") asistió a la "exhibición" de baloncesto cañí y terminamos la noche degustando delicias vietnamitas en el suculento Saigon Grill.
Antes de todo eso, habíamos comenzado el día visitando el MoMA, bueno, mejor dicho, visitando la tienda del MoMA, que ya de por sí es una auténtica exposición de diseño y arte aplicado a juguetes y todo tipo de objetos cotidianos, con el aliciente añadido de que te los puedes llevar a casa por un
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