jueves, 12 de octubre de 2006

NY, primera impresión

Tras un viaje sin muchos contratiempos (el vuelo llegó con bastante adelanto, pero fue compensado por el retraso en el aeropuerto JFK a la hora de desembarcar), pasamos los controles (nada del otro mundo, por cierto) y recogimos las maletas. Al salir estaba Dani esperándonos, que nos dirigió hacia la estación de metro. Allí hicimos la primera "inversión" del viaje, una compra imprescindible para poder moverse por Nueva York: la famosa Metrocard. Decidimos hacer una parada antes de ir a casa para cenar algo (Dani vive en el Uptown o norte de Manhattan, y el JFK está en el sureste), así que nos bajamos en la octava avenida a la altura de la calle 34th para quitarnos la gazuza. Al salir de la boca del metro, Silvia y yo nos quedamos boquiabiertos al ver el espectáculo nocturno de neones y rascacielos (coronados por el Empire State) que teníamos ante nuestros ojos, parecía un decorado, algo irreal. Con esa misma sensación nos metimos en un típico restaurante americano (Tick Tock Diner) de esos que salen en las pelis en los que te atiende una camarera feota y descarada que masca chicle compulsivamente (mi hermano lo conoce por sus impresionantes tortillas, y a decir verdad el servicio era muy correcto). La decoración (tipo años 50) y el ambiente ese de decadencia que desprendía el local eran tan auténticos que parecían intencionados. Incluso a Silvia le gustó porque le pareció "original", cuando en realidad estábamos en uno esos lugares típicamente cutres americanos. Eso sí, la tortillaza de queso que me comí estaba buenísima.

El Empire State nos da la bienvenida

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que envidiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa... Por un momento os he visto en uno de los cuadros de Hopper:
Nighthawks (Edward Hopper)

carlotus dijo...

La verdad es que aquí Hopper está por muchos sitios, especialmente en la Village, la zona por la que estuvimos el viernes, donde ví varios locales decorados con láminas suyas.