domingo, 22 de octubre de 2006

New York: Epílogo

Esta foto (mejor ampliada aquí) bien puede resumir la intensa suma de vivencias, descubrimientos y "pequeños detalles" que hemos ido recopilando a lo largo de la semana que hemos pasado en Nueva York. Nos faltaron muchas cosas por ver y por hacer (me quedé con las ganas, por ejemplo, de visitar Brooklyn, el "Triana" de Nueva York, o de conocer alguno de los míticos locales de conciertos, o de entrar en el Museo de Historia Natural), cosas que sin duda haremos en otra visita, con los niños quizás. Y hablando de niños, los más observadores habréis descubierto en la foto de arriba un ejemplar del inigualable periódico Weekly World News, es decir, la versión (original) americana de nuestro añorado semanario Noticias del Mundo, del que ya he hablado por aquí. Y ¡oh, sorpresa!, en la portada vuelve aparecer el legendario niño murciélago, que por lo visto ya está hecho todo un hombrecito y vive en el "subway" neoyorquino. Como comprenderéis, cuando vi un ejemplar de este tabloide en un kiosko me lancé a por él de inmediato, con la esperanza de revivir de nuevo las aventuras de Mauricio, convertido ahora en un "adolescente murciélago", y que por lo visto ya acapara una sección fija en el periódico. No os perdáis los vídeos sobre sus "avistamientos" que hay colgados en la versión online del WWN, con declaraciones de testigos y "especialistas" en la materia. Unos cachondos, eso es lo que son, jeje.

También os muestro a continuación un pequeño vídeo final (de un par de minutos y medio) con más fotos del viaje, las cuales podéis encontrar con mayor resolución en mi cuenta de Flickr, aunque aquí están montadas con la impresionante aplicación online Slideroll, la cual recomiendo por su potencia y facilidad de uso. Lástima que no se puedan subir tus propios sonidos para ponerlos como fondo musical, es la única "pega" que le encuentro a esta excelente (y gratuita) aplicación web (si os molesta mucho el sonido "wacka-wacka" de fondo podéis bajar el volumen del vídeo mediante el iconito del altavoz ;-)


sábado, 21 de octubre de 2006

Goodbye, NY

Con más alegría que tristeza (nos daba pena irnos, pero a los niños se les echa demasiado de menos) dedicamos la mañana que nos queda a pasear por la zona de la oficina de mi hermano y realizar alguna que otra compra más (días antes tuvimos que comprar una maleta sólo para poder transportar los regalos). Nos sorprendió la tienda Buy Buy Baby (horroroso juego de palabras que incita al consumo precoz, ejem), donde encontramos cientos de detalles del tipo "eso es justo lo que le hace falta a nuestro bebé y no sabía que existía", tienda que menos mal que no la tenemos cerca por Sevilla porque es de las que crea adicción. También entramos en un Duane Reade a comprar algunas cosillas, entre ellas un curioso potingue "higienizador de manos" muy usado por allí. Si dentro de una tienda estornudas y te tapas la boca con la mano, te suelen ofrecer ese liquidillo viscoso para limpiarte, no sea que transmitas tus virus a los artículos; eso sí, no busques por NY un contenedor para reciclar las pilas, porque eso les suena a Kyoto, o sea, ni papa.

Luego, para el almuerzo, Dani nos llevó a un restaurante cercano montado en plan comidas caseras... indias: el Swagat. Como siempre, no defraudó, para que luego digan que no se come bien por allí.

Y para termimar ya (¡qué pesadito el carlotus con los nuevayores...!), como este blog tiene un "talante" (ya sabéis) optimista, alegre, positivo, aséptico en su lenguaje y libre de palabras malsonantes, mejor dar por terminado aquí el relato del viaje a Nueva York y pasar por alto el infernal regreso a Sevilla que nos tenía preparado nuestra "querida" Iberia, la única empresa que yo conozco que trata a sus clientes como una mercancía sin fecha de entrega, a la que puede
retener en pequeños e incómodos espacios el tiempo que haga falta (dos horas largas en el avión para despegar del JFK, sin poder movernos, sin dar explicaciones, sólo nos dieron... ¡¡un par de calcetines!! ¡¡CHANANTEEE!!), empresa para la que los usuarios somos un "artículo" que se puede "almacenar" en cualquier sitio por tiempo indefinido (estuvimos horas deambulando por la inmensidad de la Terminal 4, después de un viaje transatlántico, caminando de una ventanilla a otra para que nos solucionasen el problema, cosa que al final ni hicieron). Sí, perdimos el enlace en Madrid, pero seguramente la empresa FedEx, por ejemplo, habría entregado su paquete en hora a pesar de eso, y además en perfecto estado, mucho mejor que los "usuarios", "pasajeros" o "clientes" de la asquerosa Iberia.

Lamentablemente, por culpa de esta empresa, ese día (el 21) se convirtió en el peor cumpleaños que yo recuerdo (ya era el más corto, por el cambio horario), aunque terminarlo junto a los niños logró que nos olvidásemos pronto del vía crucis de la vuelta. Hogar, dulce hogar.

Slippers, candies & love

Yo quería esperaros levantado, pero me quedé un poco traspuesto, leyendo y eso.

jueves, 19 de octubre de 2006

Más que subida, subidón al Empire State Building

Abordamos nuestro penúltimo día en NY con el objetivo de subir al menos a uno de los dos "miradores" más espectaculares del mundo, a saber: el mítico Empire State Building y el Top of The Rock del Rockefeller Center, del que ya colgué hace tiempo una impresionante foto panorámica por aquí. Aunque nos atraía más el E.S.B., mi hermano nos avisó de las importantes colas que se forman a la entrada, mientras que para subir al Top of the Rock normalmente lo hacías "del tirón". Aún así, decidimos probar suerte en el primero y la verdad es que no tuvimos que esperar mucho. Las fotos que adjunto dan fe de que la elección mereció la pena. Si además queréis disfrutar de la increíble panorámica que teníamos nosotros desde las alturas (pero sin dañaros los oídos a causa de la vertiginosa subida de 80 pisos en el ascensor), podéis hacerlo a través de este enlace de la Wikipedia.

Antes habíamos estado haciendo las últimas compras (destaco lo baratísimos que nos salieron los zapatos y los slippers para los niños en Payless), tras lo cual nos pegamos un homenaje culinario (otro más) en un restaurante tailandés de la cadena Spice, concretamente el que está situado en el barrio de Chelsea, el Chueca neoyorquino, aspecto éste que notamos en el "ambiente" nada más nos adentramos por sus calles (muchas banderas del arco iris por las ventanas, tiendas de ropa para drag queens, restaurantes y locales sutilmente orientados hacia el público homosexual, etc.). La verdad es que en este sentido
el "thai" donde comimos era bastante corrientito. De hecho, nos llamó la atención algo que no tenía nada que ver con el tema gayer: un tío que estaba sentado con unos amigos, justo en la mesa de al lado, y que llevaba un mono enterizo marrón y un equipo de esos de fumigación de los que se cuelgan a la espalda. Para poder sentarnos, el hombre tuvo que desplazar un poco su asiento, momento que aprovechó mi hermano para soltarle un simpático "You look like a ghostbuster, man!". El grupo de amigos sonrió, pero cuál fue nuestra sorpresa cuando a los pocos minutos el supuesto fumigador se levanta y podemos ver que el mono que lleva puesto es una reproducción exacta del uniforme de los legendarios cazafantasmas (logo de "prohibido fantasma" incluído), y que el equipo era una "auténtica" mochila nuclear como la que llevaban Dan Aykroyd, Bill Murray y Harold Ramis en la mítica película, idolatrada en mi infancia. En aquel momento, se nos ocurrieron varias posibilidades para explicar tan peculiar encuentro:

OPCIÓN 1:El tío trabajaba en un show turístico y estaba en su hora del almuerzo (lo más probable, ya que allí hacen tours específicos sobre cada película famosa que se ha rodado en NY). Aunque también podría ser la prueba de un disfraz para el inminente Halloween.

OPCIÓN 2:Era un actor en un descanso del rodaje de Cazafantasmas 3. Muy poco probable, ya que aunque hay rumores sobre el rodaje de esta secuela, con Ben Stiller sustituyendo a Bill Murray (adiós secuela), parece que aún está lejos de abordarse (tarde o temprano se hará, eso seguro).

OPCIÓN 3:Nos encontramos con un verdadero cazafantasmas. Sí, puede sonar a coña, pero en una ciudad donde la ficción y la realidad se encuentran siempre solapadas (sin ir más lejos: en el estado del Nueva York puedes reclamar un contrato de compra/venta de una casa porque no recoge el detalle de que el inmueble estaba encantado), este tipo de cosas puede ocurrir. Además, una rápida búsqueda en el gúgel demuestra que esta profesión allí existe, algo lógico por otra parte, ya que necesitarán "peritos" para tantos juicios por casas encantadas, ¿no? ;-)

Bien nos hubieran venido los servicios del supuesto cazafantasmas cuando, al caer la noche, intentamos entrar en la lujosa discoteca Marquee y un portero fantasmón (como los de aquí, vamos) nos impidió la entrada al local (y esta vez os aseguro que no llevaba el anticristo de los porteros, es decir, las zapatillas de deporte, "botines" para los sevillanos). Tampoco nos perdimos gran cosa, según dice esta crítica de la New York Magazine. Además, nos metimos en la disco de al lado (el Glass, punto de encuentro de toda la peña que no pudo entrar en Marquee) y allí nos lo pasamos pipa, ála, para que se fastidien los pijos esos.

Llamativa fachada del Hotel Chelsea, con el restaurante español El Quijote abajo (desde 1930 sirviendo tapas en New York)


Herald Square, cruce de caminos (6th Ave. y Broadway) junto al Empire State


Vista desde el Empire State hacia el sur: quinta avenida, edificio Flatiron (el triangular, justo en el centro) y distrito financiero al fondo.


Atardecer en West Side, desde el Empire State. Se ve el One Penn Plaza (edificio negro central) y a su derecha el New Yorker (forma piramidal). Al fondo, el "falso río" Hudson con Nueva Jersey en el horizonte.

miércoles, 18 de octubre de 2006

Dejando el pabellón alto

El mayor aliciente de este Miércoles se presentaba al comienzo de la noche aunque por la mañana aún estaba por decidir, ya que por coincidencia de horarios me era imposible asistir al concierto de DJ Shadow en el Webster Hall y además jugar con el equipo de mi hermano (los IKON) el partido de liga de basket de la NYPAL, la "liga interempresas" de Nueva York. Y la verdad es que, hombre, lo de Shadow tuvo que ser la caña (por lo que se ve y se comenta por aquí montó un show espectacular), pero a mí que me quiten lo "jugao", ya que los hermanos Rojas demostramos a la parroquia neoyorquina el porqué España es la actual campeona del mundo, jeje. No, no nos fue mal la noche, sobretodo teniendo en cuenta que ya ni recordaba cuándo fue la última vez que jugué un partido de baloncesto "oficial" (como sabéis los más allegados, desde hace ya tiempo estoy seducido por las huestes del lado oscuro-furgolero). Además, para terminar de autoconvencerme de que tomé la mejor elección, reconozco que el último disco de DJ Shadow no me parece tan bueno como los anteriores (por supuesto, muy lejos de su mesiánico Endtroducing).

Antes de todo eso, habíamos comenzado el día visitando el MoMA, bueno, mejor dicho, visitando la tienda del MoMA, que ya de por sí es una auténtica exposición de diseño y arte aplicado a juguetes y todo tipo de objetos cotidianos, con el aliciente añadido de que te los puedes llevar a casa por un módico precio (la verdad es que nos volvimos un poco locos comprando allí, es que nos gustaba todo). Después fuimos a recoger a Dani y comimos en el Triple Crown, donde asistimos en directo por TV a la derrota del Barça frente al Chelsea. Silvia como siempre anduvo más lista y mientras los blaugranas mordían el polvo se marchó a hacerse las uñas (yo jamás le había visto hacerse la manicura, pero ella tenía curiosidad por probar uno de los muchos sitios de "nails" que hay en NY). Con las uñas nuevas (a mí la verdad es que me dan un poco de "yuyu") asistió a la "exhibición" de baloncesto cañí y terminamos la noche degustando delicias vietnamitas en el suculento Saigon Grill.

Are you talking to me? Are you talking to...ME?

¡¡ DEFENSE !! ¡¡ DEFENSE !!

martes, 17 de octubre de 2006

Metropolitan Museum y Madison Square Garden

Vaya día de lluvia se presentó este Martes. Lástima, porque evidentemente el sighseeing desde el piso de abajo del autobús no es lo mismo. Aún así recorrimos parte de Harlem (Teatro Apollo, Malcom X Blvd.) para después enfilar la Quinta Avenida hacia el sur y pasar por delante del Guggenheim y del National Design Museum y finalmente bajarnos en el Metropolitan Museum of Art, MET para los amigos. Teníamos tantas ganas de visitar las maravillas que alberga el famoso museo que subimos sus escalinatas corriendo como en su día hizo Rocky Balboa, tan ávidos estábamos de cultura de la "güena", de conocer los vestigios de antiguas civilizaciones, de adentrarnos en las obras de los pintores modernistas, y, por encima de todo, de resguardarnos del puñetero diluvio universal que estaba cayendo en ese instante. Por cierto, un buen consejo os doy si algún día queréis enriquecer vuestras mentes con la infinidad de posibilidades culturetas que os ofrece el inmenso espacio del MET (visitamos muchas exposiciones, y aún así nos quedamos sin ver otras tantas): los veinte pavos de la entrada son voluntarios, uséase, que si le echáis morro al asunto entráis "by the face" (a mí la verdad es que me dió un poco de palo y pagué la mitad). En fin, que entramos en el MET empapados por la lluvia (menos mal que dentro me pude secar con un pergamino de la época de Nefertiti que encontré por allí) y salimos horas después empapados de cultura, aunque seguía lloviendo a cántaros. Aquí tuvimos quizás el primer momento "mecagoen" de la que hasta ahora era nuestra perfecta estancia en NY, porque estuvimos mojándonos en la parada del bus turístico cerca de media hora y por allí no apareció el jodido objetivo de mi simbólica defecación. Al final tuvimos que pillar un taxi hasta el trabajo de mi hermano, que nos estaba esperando para ir al Madison Square Garden a ver un partido de los Knicks (contra los Boston Celtics, de pretemporada aunque con el aliciente de la rivalidad histórica de ambos equipos). Qué puedo decir del mítico The Garden, a estas alturas del periplo en NY mi boca dibujaba un "¡OH!" constante, pero estar en ese templo era casi un sueño de la infancia. El partido estuvo bien, y también el show que montan alrededor del mismo (cheerleaders, concursos, música en cada interrupción, el público haciendo el ganso para salir en el videomarcador, etc.). Todo un espectáculo que hace que pases un rato realmente divertido además de ver alguna que otra jugada impresionante típica de la NBA (encima había un grupo de espectadores españoles que se hicieron notar con el "A por ellos, oé" y otros hits patrios del estilo). Al final, ganaron los Knicks que con ésta engarzaban una serie impecable de victorias en la pretemporada que hace albergar esperanzas a sus fans, a ver si este año por fin levantan cabeza (esta última frase parece sacada del Marca, me temo que la visita al museo realmente sirvió de poco...)

Sit down like an Egyptian

Dutch Interior, de Miró. Ideal para el cuarto de baño.

Sólo faltó Patrick Ewing

lunes, 16 de octubre de 2006

Maravilloso Central Park

Hoy tiramos por lo cómodo y decidimos comprar un billete de 48 horas para un sightseeing, uno de esos autobuses para turistas de dos pisos. La verdad es que no es una mala opción, ya que por 50$ te puedes montar en cualquiera de los muchos autobuses que cubren todo Manhattan, Brooklyn y parte de Harlem, las veces que quieras durante dos días y a cualquier hora (hay también un tour nocturno), con el aliciente además de que un speaker te va explicando lo que vas viendo. Así, partiendo de Times Square, en un par de horas recorrimos Greenwich Village, SoHo, Little Italy, Chinatown, el distrito financiero, Battery Park, subimos por el East Village, vimos el edificio de las Naciones Unidas, el Rockefeller Center, el Radio City Music Hall y finalmente nos bajamos en Central Park, para adentrarnos a pie en el majestuoso "pulmón de Nueva York". De nuevo nos recorre la sensación de entrar en un decorado de una película de Woody Allen, pero esta vez acentúada por el increíble contraste que provoca este inmenso oasis en medio de la jungla de asfalto. Es asombroso como los neoyorquinos miman y conservan su mítico parque, y sobretodo lo mantienen a salvo de la especulación urbanística (ni me quiero imaginar lo que hubiese durado este valiosísimo terreno en Marbella).El largo paseo que nos hemos dado por el parque ha sido sin duda de lo mejor del viaje.

Después fuimos a recoger a Dani a la salida del trabajo y nos acercamos a la Quinta Avenida, donde visitamos "El Cubo", la espectacular tienda de Apple (aquí tenéis una fantástica foto panorámica tomada el día de su apertura). La verdad es que aún ahora me sorprendo al comprobar que mi VISA ha salido "ilesa" después de estar rodeado de los últimos y suculentos Macbooks, iPods (precisamente ese día presentaban el nuevo iPod nano rojo) y demás cachivaches tecno-fashion tan propios de la casa, aunque me temo que tras esta tentadora visita tarde o temprano terminaré mordiendo la dichosa manzanita.

Terminamos el día recorriendo Upper West Side (pasamos por la histórica Columbus Circle) para degustar el exquisito
sushi (y los lunes, además, barato) del restaurante Hi Life situado en la Avenida Amsterdan con la 83. No pudimos terminar mejor la noche, ya que cerca de allí se encuentra el Cafe Lalo donde Tom Hanks y Meg Ryan pelaron la pava en la edulcorada Tienes un e-mail. Así que nos tomamos un "cafelito cinéfilo" y nos fuimos a casa, no sin antes recoger con delicadeza algunos souvenirs y pequeños obsequios que había en unos cestitos a la salida del local (es decir, que cogimos caramelos y cajas de cerillas "a puñaos" y gritando aquello de "¡¡coge, coge, que tó esto es gratis !!")

Central Park: belleza por todos lados


Uno de los típicos alucinados que pululan por Nueva York (no, no es Badly Drawn Boy)


En la Apple Store: "¡Camarero, póngame un iPod con lo mismo que está escuchando esta moza!"


¿Meg Ryan? ¿Quién demonios es Meg Ryan?

domingo, 15 de octubre de 2006

Chinatown y Times Square

El día no pudo comenzar mejor, porque nada más levantarnos pudimos ver a Carlitos por la webcam, lo que sirvió para aplacar el gusanillo de niños que tenemos. Se les echa mucho de menos, y esta forma de aliviarnos resultó además más económica que la que llevamos practicando hasta ahora, que no es otra que dejarnos "los cuartos" en todos los juguetes y souvenirs que nos recuerdan a ellos. Luego, para aplacar el otro gusanillo, el más prosaico (el de la barriga), mi hermano nos llevó a Chinatown (que me gusta mucho a mí esto "de decirlo": chainataunnn... es que suena guay) a comer los mejores dumplings de Manhattan. Los dumplings son bolsitas de pasta rellenas de carne y sopa, aunque pueden rellenarse con cualquier cosa en realidad, sin llegar a los extremos de la película de Fruit Chan (puaj). El restaurante en cuestión se llama Joe's Shangai, y a juzgar por las colas que se forman allí (aunque nosotros tuvimos suerte y entramos in one go, uséase, del tirón) parece que mi hermano no es el único que conoce sus famosos dumplings. Después del atracón (Dani incluso se llevó la clásica doggie bag o bolsa con las sobras) dimos una vuelta por las concurridas calles del barrio y compramos algunos souvenirs, no sin antes enfrentarnos a una señora china que era mejor que Ronaldinho regateando. Si nos quedamos un poco más allí nos vende hasta la muralla china, la joía (se quedó en la puerta gritando su último precio por un bolso y un chipao o vestido chino que Silvia había estado echando un vistazo). Tras salir del caos de gente y mercados de Chinatown, pusimos rumbo a Times Square, la impresionante exposición de neón y pantallas situada en el cruce de Broadway con la sexta. Al llegar era ya la hora de merendar (aunque en NY ya era casi de noche), así que optamos por entrar en un Jamba Juice, una franquicia de zumos y batidos que son una auténtica delicia. Con el dulce sabor de los jamba nos metimos en la mastodóntica tienda que tiene Toys 'r' us en Times Square, un auténtico mini-parque de atracciones, con una noria y un Tiranosaurius Rex en tamaño natural (y con sonido y movimiento) que hubiese hecho las delicias de Marcos. Por cierto, casualidades de la vida, en Times Square también pudimos ver un acto de la Campaña del Milenio, la del Levántate ZP que comenté hace poco, en el que al parecer se batió un récord guiness (yo la verdad es que le hice un par de fotos a Manute Bol, que estaba por allí, y me fuí).

Terminamos el día en la pizzería preferida de mi hermano, la Sezz Medi de Harlem, donde probamos sus exquisitas pizzas ortolana, cuattro stagioni y pastore hechas en horno de ladrillo (mmmm...).

Chainatauunnnnnn!!!

Times Square Bros.

Nueva York hoy es una sola voz: Levántate... NASDAQ.

sábado, 14 de octubre de 2006

Conociendo a Miss Liberty

Hoy sí hemos hecho algo más "típico", hemos bajado en metro hasta la zona de Battery Park para cojer el ferry que nos lleva a Liberty Island (donde está la estuatua) y a la Isla de Ellis. Bueno en realidad el ferry lleva a sólo UNA de las dos islas (tienes que elegir), y dado que no se podía subir a la estatua de la libertad hemos optado por la Isla de Ellis, que además era lo que nos había recomendado mi hermano, y con acierto. El museo que allí se encuentra, construido sobre la que fue la principal estación de inmigración de los Estados Unidos, rememora la caótica avalancha humana que llegó a estas tierras durante la primera mitad del siglo pasado (se calcula que 12 millones de personas tuvieron que pasar por los duros controles de la oficina de inmigración, y muchos otros no lo consiguieron). También nos dijeron que hoy en día el 40% de la población de EE.UU. tiene su origen en generaciones que entraron al país por esta isla, en una época en la que el hambre y la desesperación hacían huir a gentes de toda Europa hacia la que para ellos era la tierra prometida (es curioso, esta historia me suena a rabiosa actualidad). Por cierto, me acordé mucho de la escena de El Padrino II y de la más reciente (y flojita) Hitch, aunque el supuesto libro de registro de inmigrantes que aparece aquí no existe como tal, sino que se consulta vía web (claro, que para ligarse a Eva Mendes el libro resulta más "glamouroso", como bien pensó Will Smith).

A la vuelta del ferry cogimos un autobús y después nos bajamos a comer un bocata rápido en un Subway (que para ser "fast food", la verdad es que estaban deliciosos), con objeto de coger fuerzas para acercarnos andando hasta la "zona cero", que hoy en día es un enorme solar en construcción rodeado por una especie de exposición de fotografías y mensajes recordando a las víctimas. A pesar de que el aspecto era el de los cimientos de un edificio cualquiera, era difícil no dejarse impresionar por la magnitud de la tragedia que tuvo lugar allí. Silvia estaba especialmente afectada, aunque el plan que teníamos para terminar la noche hizo que se le quitasen pronto todas las penas: nada menos que ir al club Duvet, la famosa discoteca de las camas que sale en la serie Sexo en Nueva en York. Que, por cierto, yo sigo diciendo que los clubes y las discos son iguales (o peores) que en España, por mucha cama y toque "chic" que quieran darle. Y encima en NY las copas son mucho más caras.

Recuerdo de Nueva York, foto tomada en el ferry.


La isla de Ellis, con Nueva Jersey al fondo


Miss Liberty mirando a Badahó (y a Europa en particular)

viernes, 13 de octubre de 2006

Paseando por Greenwich Village

El primer día en NY lo decidimos pasar a nuestra bola, sin programar un itinerario concreto: calzado cómodo, mapa de bolsillo y a la aventura. La verdad es que es facílisimo orientarse en una ciudad cuyas calles están numeradas como si fuesen coordenadas (los sitios se identifican antes por las dos calles X e Y que por el número que le corresponde). Así que, tras cojer el metro hasta Penn Station, caminamos por las avenidas 6th y 7th hacia el sur de Manhattan hasta llegar a Greenwich Village, una de las zonas "bohemias" de la ciudad. Por cierto, que antes de eso tuvimos que comprarnos unos abrigos porque el frío era insoportable, con una temperatura que no teníamos prevista en este viaje (y según nos dijeron luego, sorprendió también a los propios neoyorkinos, que hasta este día disfrutaban de un tiempo otoñal bastante suave). En tiendas como Old Navy (más barata) y H&M pudimos comprobar que la ropa tampoco es que sea mucho más barata aquí que en España, una creencia bastante extendida por allí. Ya pertrechados con abrigos, bufandas y guantes llegamos a Washington Square Park, uno de esos muchos lugares que te parecen familiares por la cantidad de referencias cinematográficas que tiene. Escenas como la de los ancianos que se reúnen allí para jugar al ajedrez, el "parisino" arco de triunfo o las antiguas casas de ladrillo que pertenecieron a personajes ilustres nos parecieron haberlas visto ya antes en la pantalla grande.

Washington Square Park y su particular "Arc de Triomphe"

Tras comer en un restaurante indio que vimos por la zona (es cierto lo que dice mi hermano de que es una cocina parecida a la española, yo comí una especie de brocheta de pollo con más picante de lo acostumbrado) nos dirigimos por la séptima avenida al punto de encuentro con mi hermano, el pub Triple Crown, el lugar de reunión habitual de sus compis del trabajo y donde especialmente los viernes la cerveza corre a raudales. La verdad es que con la Heinecken de barril no eché de menos a mi querida Cruzcampo.

Terminamos la noche en uno de los locales de moda de Nueva York, el Lotus, que aunque por dentro no me pareció nada del otro mundo, sí que ponían una música (hip hop y r&b, principalmente) de más calidad a lo que estamos tristemente acostumbrados en los locales similares de Sevilla (no, no pusieron el "bulería, bulería" del Bisbal).

La "comandante" Silvia con el "traje de guerra", camino del Lotus.

jueves, 12 de octubre de 2006

NY, primera impresión

Tras un viaje sin muchos contratiempos (el vuelo llegó con bastante adelanto, pero fue compensado por el retraso en el aeropuerto JFK a la hora de desembarcar), pasamos los controles (nada del otro mundo, por cierto) y recogimos las maletas. Al salir estaba Dani esperándonos, que nos dirigió hacia la estación de metro. Allí hicimos la primera "inversión" del viaje, una compra imprescindible para poder moverse por Nueva York: la famosa Metrocard. Decidimos hacer una parada antes de ir a casa para cenar algo (Dani vive en el Uptown o norte de Manhattan, y el JFK está en el sureste), así que nos bajamos en la octava avenida a la altura de la calle 34th para quitarnos la gazuza. Al salir de la boca del metro, Silvia y yo nos quedamos boquiabiertos al ver el espectáculo nocturno de neones y rascacielos (coronados por el Empire State) que teníamos ante nuestros ojos, parecía un decorado, algo irreal. Con esa misma sensación nos metimos en un típico restaurante americano (Tick Tock Diner) de esos que salen en las pelis en los que te atiende una camarera feota y descarada que masca chicle compulsivamente (mi hermano lo conoce por sus impresionantes tortillas, y a decir verdad el servicio era muy correcto). La decoración (tipo años 50) y el ambiente ese de decadencia que desprendía el local eran tan auténticos que parecían intencionados. Incluso a Silvia le gustó porque le pareció "original", cuando en realidad estábamos en uno esos lugares típicamente cutres americanos. Eso sí, la tortillaza de queso que me comí estaba buenísima.

El Empire State nos da la bienvenida

Road to New York

Vaya susto que nos hemos dado cuando, haciendo las maletas para el viaje de mañana, escuchamos al Piqueras dando la noticia de que una avioneta se ha estrellado contra un rascacielos en pleno Manhattan. Las imágenes no pueden dar más yuyu, además la noticia destaca el miedo que ha sacudido a la ciudad en otro "día 11" (yo ni había caído en ese detalle). No es por pensar mal, pero a veces los periodistas parece que "deseen" que se trate de un atentado (sería mucha más noticia que el más que probable accidente).


El caso es que, una vez que se ha confirmado que se trata de un accidente, sólo nos queda esperar a que la paranoia en los controles de la aduana no se haya disparado (aún más de lo normal), y podamos llegar a Nueva York mañana sin muchos sobresaltos. Nos leemos por tanto a la vuelta, en unos diez días (aunque a lo mejor puedo postear algo desde NYC, ya veremos).

Os dejo con un par de joyas para que disfrutéis estos días: por un lado una nueva "playlist" exclusiva con clásicos del hip hop que cantan a la Gran Manzana (no, no está Sinatra, pero está Nas con su histórico New York State Of Mind, junto a otros imprescindibles). La podéis escuchar como siempre pulsando el "play" en el margen de la derecha, justo debajo de Trayendo el Ruido.Por cierto, la lista la encontré en la web de XXLMAG.

También os pongo la secuencia inicial de la mejor película que se ha hecho sobre la ciudad, una hermosa declaración de amor de su principal embajador en el mundo. Una maravilla que no me canso de ver, y que ahora por fin podré disfrutar "in situ".



Chapter One: “He adored New York City. He idolized it all out of proportion.” No, make that: “He… he romanticized it all out of proportion.” Yeah. “To him, no matter what the season was, this was still a town that existed in black and white and pulsated to the great tunes of George Gershwin.” Ah, let me start this over.

Chapter One: “He was too romantic about Manhattan, as he was about everything else. He thrived on the hustle-bustle of the crowds and the traffic. To him, New York meant beautiful women and street-smart guys who seemed to know all the angles.” Nah, corny; too corny for a man of my taste. Let me try and make it more profound.

Chapter One: “He adored New York City. To him, it was a metaphor for the decay of contemporary culture. The same lack of individual integrity to cause so many people to take the easy way out was rapidly turning the town of his dreams in…” No, no, too preachy, It’s going to be too preachy. I mean, let’s face it, I want to sell some books here.

Chapter One: “He adored New York City. Although to him, it was a metaphor for the decay of contemporary culture. How hard it was to exist in a society desensitized by drugs, loud music, television, crime, garbage...” Too angry. I don’t want to be angry.

Chapter One: “He was as tough and romantic as the city he loved. Behind his black-rimmed glasses was the coiled sexual power of a jungle cat.” oh I love this. “New York was his town—and it always would be.”

lunes, 9 de octubre de 2006

Pódium de anuncios

Porque, al hilo de lo que comentaba el otro día, si el spot es bueno se convierte en "viral" por sí mismo, os presento hoy los tres mejores anuncios que he visto últimamente por distintas vías (virales y no virales). And the winners are...

  • PUESTO #3: Si os revelo qué producto es el que anuncia el siguiente spot es como si os digo que Bruce Willis está muerto en el Sexto Sentido (¡ups!, lo siento, si aún no la has visto). Sólo diré una cosa: la metonimia que centra el argumento (uséase, el uso simbólico de las pilas) es absolutamente genial.



  • PUESTO #2: Hace ya algún tiempo circuló por la red un sorprendente vídeo al que se le conoció como "Matrix Ping Pong" (ver en apacir), una representación que bebía de las fuentes del kabuki o teatro tradicional japonés y que incorporaba efectos como el "tiempo de bala" o la "rotación de la perspectiva", conceptos relativamente nuevos en occidente pero que en Japón están muy asimilados y se repiten constantemente en el manga y en el anime (ya me estoy enrollando, pero es que este tema merece un post aparte). A lo que iba, los artífices de esos efectos tan guays (los kurogo u "hombres de negro") son utilizados también en este asombroso anuncio de Pepsi para representar una divertida pelea de kung fú que reúne todos los tópicos del género.



  • PUESTO #1(The winner): Yo diría que el siguiente vídeo es toda una pieza de arte moderno (purito pop-art), aunque su objetivo es promocionar una curiosa competición musical con fines benéficos que tiene lugar todos los años en Nueva York (casi me pilla la de este año allí), una "batalla" entre grupos musicales formados por personal de agencias de publicidad del país (Fluid Battle of the Ad Bands). El vídeo usa técnicas de "collage" y animación para hacer un recorrido por famosas portadas de discos de los ochenta y noventa, con un clara carencia por los grupos "jevi" (o al menos, eso me parece a mí). El resultado yo creo que a Andy Warhol (cuyo famoso plátano aparece aquí en una secuencia...ejem..."destacada") le parecería muy chuli.

domingo, 8 de octubre de 2006

Instrucciones para NO volver a casa

El otro día en una de las estaciones de ese insufrible vía crucis que es sacarse el nuevo pasaporte (o renovar el D.N.I.) en Sevilla (recomiendo "huir" a las comisarías fuera de la capital, mucho menos saturadas), me encontré en la comisaría de policía de Camas con esta nota de humor en forma de posters y "flyers", que por lo visto forman parte de una campaña informativa sobre los peligros de jugar con las drogas en el extranjero. La campaña, auspiciada por el Ministerio de Sanidad y promovida por la Fundación Ramón Rubial, pretende informar de forma gráfica sobre lo que te puede pasar si te da por comprar una bolsita de "azafrán" o fumarte un "cigarrito de la risa" por esos países de Dios, un consejo que te puede venir muy bien si no has visto pelis como El expreso de medianoche o la más reciente (y más mediocre) Regreso al paraíso.

Al contrario que la Pantoja, los corazones siguen estando al final


Moraleja: Nunca te fíes de un tío con patillas

Así que ya sabéis, como dice Mr. T en este testimonio chanante, "alejaos de las drogas, son asuntos sucios...".


miércoles, 4 de octubre de 2006

Tiempo BBDO: Levántate, Laura

Me imagino que seréis pocos los que aún no hayáis visto el "famoso" vídeo del supuesto robo de la silla del escaño de Zapatero, y aún menos los que ni os hayáis enterado de la "movida" (a lo mejor a DanNY, allá por los nuevayores, no le ha llegado la onda expansiva). El vídeo de marras es éste:



Bien, pues yo aún estoy alucinando. Y no es por el vídeo, qué va, que a mí desde el principio me pareció un montaje bastante simpático (la solidaria acción del grupo "cuatro gatos" me recordó a las que ejecutaban sus homónimos futuristas, los "doce monos"). La verdad es que cuando ví aquel fake, antes de que se levantase todo el revuelo posterior, jamás pude imaginarme que se iba a convertir en semejante "escándalo nacional". Y es que, de verdad, estos días he escuchado de todo: desde los que usan el "incidente" para atacar a Zapatero (!?) hasta los que sintieron cierto pavor al creer que estaban asistiendo a una acción "cuasi-golpista" llevada a cabo por la extrema derecha (WTF!?). Eso, sin mencionar los espacios en portada en los principales periódicos y telediarios. Verdaderamente INCREÍBLE.

Estos mismos medios han justificado la atención prestada al vídeo por el "supuesto riesgo de seguridad" que suponían las partes del montaje que sí fueron tomadas dentro del Congreso de los Diputados, algo que, por otro lado, tampoco es muy difícil de conseguir con una acreditación de visitante (allí me han dejado entrar hasta a mí, hace ya bastante tiempo). Pero yo creo que la cuestión no es esa. La cuestión es que, como le pasaba a Michael J. Fox con el anuncio 3D de la película Tiburón 19 en aquel viaje al futuro, aún no estamos preparados para la nueva publicidad, una publicidad que en este caso usa Internet como principal vehículo para que fluya el boca a boca y se expanda el mensaje ("márketing viral", lo han bautizado). Incluso los mismos estadounidenses, que deberían estar curados en salud desde aquel legendario susto radiofónico de Orson Welles, no hace mucho
han vivido un caso muy parecido (sospechosamente parecido, diría yo), que algunos también calificaron de seguridad nacional (ese sí que parece que es el concepto de moda allí). Ocurrió cuando a Marc Ecko, el grafitero más famoso del mundo (hoy dueño de un emporio), se le ocurrió montar un videoengaño en el que supuestamente pintaba un "tag" (firma) en el mismísimo Air Force One, el avión del presidente Bush. Esta acción, que también tenía un fin "loable" según argumentó el propio Ecko (la libertad de expresión o algo así), disparó el número de visitas de su página web y, en definitiva, dió a conocer su imagen de marca.



Es evidente que en el caso del vídeo de la silla de Zapatero la mayor beneficiada ha sido la propia empresa de publicidad, Tiempo BBDO, máxime cuando también son los autores del pesadísimo vídeo aquel del Amo a Laura para MTV España. Resulta paradójico cómo estos días he podido leer numerosas entrevistas a Siscu Molina, el director creativo de la agencia, pero no he visto ninguna a un representante de la ONU dando detalles de esa Campaña del Milenio, que era lo que realmente se pretendía promocionar.


Un último comentario para la reflexión. Tanto Ecko como Tiempo BBDO parece que se han "inspirado" (para insuflar el componente "viral" a sus trabajos) en una actividad que lamentablemente se ha puesto de moda entre los jóvenes, que es grabar en vídeo acciones vandálicas reales para luego difundirlos por internet a modo de trofeo. ¿Será el "snuff marketing" el siguiente paso?